La Casa Farruquitas es mucho más que una construcción de piedra: es la memoria viva de generaciones que forjaron su destino con esfuerzo y sacrificio.
Desde sus orígenes vinculados a la iglesia, cuando albergaba la cruz labrada que aún preside su entrada, hasta convertirse en el hogar de agricultores y marineros, esta casa ha sido testigo de las luchas y anhelos de la familia Da Fraga.
Sus muros centenarios y el hórreo tradicional evocan la esencia gallega más auténtica, mientras que los espacios amplios y luminosos, la calidez de la chimenea y los tonos naturales ofrecen una estancia cómoda y tranquila. Hoy, gracias a la dedicación de los herederos, la casa luce renovada, combinando respeto por la tradición con un confort actual que acoge a los huéspedes como parte de esta historia centenaria.